Praga, Viena y Budapest
Praga, Viena y Budapest son tres de los destinos con más encanto de Europa. No en vano se las conoce como las ‘ciudades imperiales’ por su historia ligada al Imperio Austrohúngaro (1867-1919), pero tanto Praga, Viena, Budapest y el resto de ciudades que formaron parte de esta unión gubernamental –en la que se llegaron a integrar los territorios de 13 países que existen en la actualidad- cuentan con un pasado que las han llevado a ser algunas de las ciudades monumentales más impresionantes del Viejo Continente.
Nuestra recomendación es que cualquier viaje a Praga, Viena, Budapest y el resto de maravillas de sus alrededor debe comenzar por la primera de estas ciudades imperiales. La capital de la República Checa se encuentra entre las 20 ciudades más visitadas del mundo y no es para menos dada su belleza, su ambiente y su mezcla de estilos, fruto de su desarrollo desde el siglo IX.
La mayor parte de las atracciones turísticas de esta ciudad se concentran en su casco histórico, que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1992. Los barrios de Hradčany, Malá Strana, Staré Město y Nové Město, que en sus orígenes eran ciudades independientes, concentran la mayor parte de los monumentos y lugares de interés. En todos ellos encontrará miles de cosas que ver pero no puede dejar de visitar el Castillo de Praga, una verdadera muestra del arte de más de 1.100 años, desde el siglo IX, cuando comenzó a construirse hasta el siglo XX, cuando se finalizó.
También debe pasear por las tres espectaculares plazas de Nové Město, que mandó construir Carlos IV para su ciudad nueva –traducción del nombre del barrio-; cruzar el puente de Carlos, uno de los símbolos de la ciudad; y visitar el Callejón de Oro, que debe su nombre a los orfebres que lo eligieron para vivir en el siglo XVIII.
Desde la ciudad de Praga, y antes de seguir su viaje a Budapest, Viena y Bratislava, puede realizar interesantes excursiones. Por ejemplo, podrá visitar Karlovy Vary, una ciudad balneario que fundó el mismo Carlos IV y que se ha convertido en la principal de la República Checa.
De camino a Bratislava, puede realizar una parada en la ciudad de Brno, donde podrá contemplar la belleza de su plaza de La Libertad, la plaza del Mercado –en la que se encuentra una espectacular fuente barroca- o el edificio del Ayuntamiento viejo.
Su siguiente parada en este recorrido por el centro de Europa le llevará a Bratislava, capital de Eslovaquia. Durante siglos, la ciudad formó parte de Hungría hasta la desarticulación del Imperio Austrohúngaro. La Ciudad Vieja congrega el mayor número de edificios históricos y de puntos de interés. Visite su antiguo Ayuntamiento, que hoy alberga el Museo de la Ciudad de Bratislava, su Castillo y la Puerta de San Miguel, la única de las cuatro puertas que daban acceso a la ciudad medieval que hoy permanece en pie.
Su viaje deberá continuar para visitar Budapest, Viena y otras ciudades turísticas de Hungría y Austria. En Budapest, deberá recorrer las dos partes en las que el río Danubio divide la ciudad: Buda, donde se encuentra el centro histórico, y Pest, la zona comercial de la ciudad. En la primera, destacan el Bastión de los Pescadores y la Iglesia de San Martín; mientras que en Pest admire la impresionante Avenida Andrássy y la plaza de los Héroes, entre otras atracciones.
Desde Budapest, Viena le esperará para mostrarle todo el esplendor del Imperio Austrohúngaro. Desde sus palacios, construcciones de belleza formidable, hasta las plazas y calles de la ciudad, todo en Viena destila romanticismo y estilo. No puede perderse el edificio de la Ópera, considerada una de las construcciones dedicadas a la música más importantes del mundo. Y, si lo desea, no dude en asistir a un concierto, seguro que la música le embriagará.
Desde esta gran ciudad imperial, puede realizar una excursión a los frondosos bosques de Viena para llegar a la abadía de Hellinendreuz y al Castillo de Liechtestein, desde donde podrá disfrutar de la belleza natural de esta zona de Austria. Además, podrá visitar la ciudad de Baden, donde veraneaba el emperador Francisco II y una de las ciudades balneario más famosas del país.
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