Fiordo de Geiranger
El fiordo de Geiranger es uno de los más espectaculares de Noruega, un paisaje cautivador que parece hecho para enamorar a visitantes y lugareños. Subirse a un crucero por el Geiranger es, sin duda alguna, una de las excursiones imprescindibles que hay que hacer al visitar el país nórdico.
Si se embarca en un crucero por el Geiranger podrá sentirse acunado por las impresionantes montañas que rodean esta lengua marina y que la convierten en uno de los rincones más fotografiados de toda Noruega. Además, encontrará multitud de casitas de madera, alquerías y pequeñas chozas con tejados de turba que parecen salpicar las verdes laderas de las montañas.
Gracias precisamente a la mezcla entre este espectacular paisaje natural y humano, el fiordo Geiranger disfruta del privilegio de ser considerado Patrimonio de la Humanidad y también uno de los lugares más visitados de todo el país. Al contemplar el impresionante paisaje que se extenderá frente a usted en la cubierta del barco comprenderá el porqué.
Pero en el fiordo Geiranger no solo podrá navegar a través de un crucero, también podrá recorrer alguna de las pequeñas aldeas y pueblos que se levantan humildemente en las orillas del fiordo y ofrecen desde sus calles una vista espectacular de este paraíso natural. Para los amantes del senderismo hay varias rutas, de más o menos dificultad, que serpentean por las montañas y le permitirán disfrutar de una panorámica increíble del Geiranger.
También podrá contemplar alguna de las impresionantes cascadas que vierten sus aguas al fiordo. Las más destacadas son la Cascada de las 7 Hermanas, la Cascada del Velo de Novia y la Cascada del Pretendiente. La vista de estas cascadas es uno de los atractivos más importantes del fiordo de Geiranger y una excursión imprescindible cuando se visita Noruega.
Además, en las cercanías del fiordo Geiranger también se sitúa una de los atractivos turísticos más curiosos de Noruega, Trollstigen, la escalera del Trol. Se trata de una sinuosa carretera que asciende por las montañas que rodean el fiordo y que se ha convertido en una de las carreteras más famosas del mundo con una pendiente del 9% y hasta 11 curvas de horquilla. Una carretera que parece hecha para los amantes de las emociones fuertes. Para los demás, siempre está la opción de regresar al crucero por el Geiranger para despedirse de este romántico paisaje.