Colina de las cruces
La Colina de las Cruces es uno de los lugares más espectaculares y sobrecogedores de Lituania, un verdadero espectáculo que no puede perderse cuando viaje hasta este país Báltico. Se sorprenderá y sobrecogerá al visitar este importante lugar de peregrinaje.
La colina de las cruces está situado al sur de la ciudad de Šiauliai, conocida como la “capital del norte de Lituania”. Sin duda, esta montaña cubierta con crucifijos es el mayor atractivo de esta ciudad lituana y una parada casi obligatoria cuando se dirige hacia Letonia.
La Colina de las Cruces es un promontorio que, a lo largo de los siglos, ha sido cubierto por una infinidad de crucifijos, dejados ahí por los propios lituanos. Se calcula que en total hay más de 100.000 cruces repartidas por la montaña. No dude en pasear entre los caminos abiertos entre los montones de cruces para sumergirse en una de las atmósferas más sobrecogedoras que encontrará en el Báltico.
Los orígenes de la Colina de las Cruces son inciertos. Se cree que la costumbre de dejar crucifijos en el lugar pudo comenzar en la Edad Media con el dominio de la Orden Livona en la región, y que más tarde se convirtió en un santuario de los católicos, que reafirmaban su fe frente al protestantismo.
Sin embargo, fue en el siglo XIX, con el comienzo del nacionalismo lituano y las diversas guerras que asolaron el país cuando la Colina de las Cruces se convirtió en un símbolo de libertad para los lituanos. En el siglo XX, con la ocupación nazi y más tarde soviética, las autoridades pretendieron, sin éxito, dar fin a esta costumbre destruyendo las cruces que cada noche, los lituanos depositaban sobre este túmulo. Así pues, con la independencia de Lituania en los 90 la Colina de las Cruces se convirtió en un verdadero símbolo de la Libertad.
Hoy en día es una de las visitas más interesantes que podrá hacer en Lituania. Pasee entre las miles de cruces de todo tipo que tienen su hogar en esta colina. Entre ellas encontrará verdaderas obras de arte hechas a mano según las costumbres de los artesanos lituanos. Por supuesto, si quiere también podrá dejar su granito de arena, es decir, su propia cruz, en la colina y formar parte de una de las tradiciones más curiosas de Lituania.
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