Lago Ness, Escocia
EL lago Ness, Escocia, es uno de los paisajes más impresionantes de la naturaleza escocesa, donde se mezcla el verdor de los prados con el agua helada y, por supuesto, con las leyendas del famoso Monstruo del lago Ness, que se ha convertido en toda una institución en las Tierras Altas.
Situado en el suroeste de Inverness, la capital de las Highlands, este alargado lago glaciar es una visita obligada cuando se visita la región. Pasear por la orilla, viendo el tranquilo agitar de las aguas o incluso navegar sobre ellas y disfrutar del bello paisaje de alrededor.
El lago Ness es el segundo lago más grande de toda Escocia, con 36 kilómetros de longitud y menos de 3 kilómetros de ancho. Es también el más profundo del país –llega a superar los 200 metros en su punto más hondo- lo que hace que su volumen de agua sea el mayor de toda Escocia. De hecho, su volumen es mayor que el de todos los lagos que hay en Inglaterra y Gales juntos.
Según las leyendas, en estas oscuras, profundas y frías aguas se oculta un monstruo que aún no ha sido descubierto y al que los lugareños, con mucho cariño llaman Nessie. El famoso monstruo del lago Ness sigue creando un encendido debate entre los defensores y los contrarios a su existencia.
Sea como fuere, la probabilidad de ver a Nessie emerger de las aguas del lago Ness atrae cada año a miles de visitantes hasta esta maravilla natural escocesa. Aunque no puedan contemplar al famoso monstruo –si bien de vez en cuando alguien afirma verle-, sí que pueden disfrutar del soberbio paisaje que rodea el lago.
Con monstruo o sin él, el lago Ness ofrece auténticos espectáculos que no puede perderse. Por ejemplo, el castillo de Urquhart, en la orilla del lago, una de las fortalezas más pintorescas que podrá encontrar en sus viajes por Escocia. Este castillo, que se cree que se construyó en el siglo VI, está hoy día en ruinas, que sin embargo, añade cierto tinte de misterio y ambiente a la zona.
El castillo fue destruido en 1691 durante la Revolución jacobita, cuando las tropas inglesas lo incendiaron para evitar que los rebeldes se hicieran con él. Desde entonces, a pesar de estar en ruinas, se ha conservado en bastante buen estado.