Isfahán, Irán: La mitad del mundo - Panavisión Tours

Isfahan, Irán

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Isfahán, Irán: La mitad del mundo

Isfahán es una de las ciudades más atractivas de Irán, repleta de lugares mágicos que no puede perderse

Isfahán, Irán, es una ciudad que enamora. En sus calles, mezquitas y bazares se respira un aroma histórico y acogedor que cautiva a los viajeros. Los iraníes dicen que Isfahán es medio mundo -Esfahan nesf e yahan-, y contemplando sus espectaculares monumentos, nadie puede dudar que le corresponda buena parte de la belleza del mundo.

El principal centro turístico de Isfahán es la plaza Naqsh-e Yahán (mapa del mundo), también llamada Plaza Meidan Emam (plaza real) o Plaza del Imam. Se trata de una de las plazas más bonitas de todo el mundo –de hecho, es Patrimonio de la Humanidad-, rodeada por espectaculares monumentos que ofrecen desde los jardines de la explanada una vista espectacular. En el siglo XVII, cuando se construyó la plaza, estos jardines eran un campo de polo para el disfrute del sah, y de hecho, aún hoy se pueden ver los restos de las porterías.

La Mezquita del Imam o Mezquita del Sah es uno de los lugares que debe visitar en Isfahán, Irán. En su fachada podrá deleitarse con los azulejos verdes, azules, amarillos y blancos que suponen una maravilla del arte safávida. En su interior se sentirá cubierto por innumerables mosaicos azules, que recubren prácticamente todas las paredes con motivos decorativos salpicados de oro y blanco. Fue una de las primeras mezquitas iraníes en usar la estructura de cuatro iwanes –patios rodeados por muros en tres de sus lados-, uno de los elementos arquitectónicos más característicos del país.

Otra de los edificios que domina la plaza de Meidan Emam es la Mezquita de Lutfallah. Este templo fue construido exclusivamente para ser el lugar de oración del sah y su familia. En todo el edificio podrá deleitarse con el lujo y la suntuosidad de los emperadores persas y sentirse como uno de ellos al pasear bajo las cúpulas glaucas del templo.

Por último, el otro gran edificio de la plaza Meidan Emam es el Palacio de Ali Qapu, el palacio real. Desde el edificio de seis plantas coronado por una terraza sujeta por pilares de madera se disfruta unas panorámicas espectaculares de la plaza. Alrededor de este pórtico se extiende el palacio, ocupando todo el ancho de la explanada. Es sin duda, una de las maravillas de Isfahán.

Otro de los lugares de esta ciudad iraní que debe visitar es el Gran Bazar. Pasee por los largos pasillos y patios abarrotados de tenderetes y puestos de artesanía. Podrá escuchar el murmullo de la ciudad comprando y vendiendo, sentir el olor del cuero recién fabricado o el suave tacto de la seda. A cada paso podrá descubrir nuevos y delicados objetos que le trasladarán hasta la antigua Persia. En el bazar de Isfahán podrá revivir el espíritu comercial de la Ruta de la Seda.

Otro de los lugares de Isfahán, Irán, que bien merece una visita es el barrio armenio. Este gueto es uno de los principales focos cristianos de todo Irán, lo que se puede mostrar fácilmente al conocer la Catedral Vank. De este templo cabe destacar sus increíbles frescos, no solo por su indudable belleza, también por la sorpresa que supone descubrir pinturas cristianas con representaciones humanas en un país tradicionalmente islámico.

De Isfahán también destacan sus puentes que cruzan el río Zayandeh. Es especialmente famoso el Puente Si o Sa Pol, el puente de los 33 arcos, que cuenta con dos pasarelas a distintos niveles, para cruzarlo según la altura del agua. También cabe mencionar el Puente Sahrestan, el más antiguo de la ciudad, del siglo XI; o el Puente Khaju, con varios pabellones que le permitirán apreciar una panorámica espectacular de Isfahán.

Por último, Isfahán guarda una curiosidad, los minaretes oscilantes, a unos seis kilómetros de la ciudad. Si una persona sube a lo alto de uno de estos alminares –y muchos lo hacen- e intenta agitar la torre, esta efectivamente empieza a oscilar visiblemente. Pero lo más curioso es que la atalaya vecina también comienza a agitarse sin que hasta el día de hoy se haya encontrado una explicación del porqué. Desde luego, un fenómeno digno de verse.